REFLEXIONES DE VERANO (IV): IMPRENTA VS INTERNET, HERRAMIENTAS DEMONIZADAS E HISTORIAS PARALELAS
Leyendo
cosas sobre Gutenberg a uno se le vienen a la mente curiosas relaciones
con la Ley Sinde. O al menos, es mi percepción. Gutenberg comienza la
creación de la imprenta con una especie de "apuesta" con el clero, que
por aquel entonces eran los únicos dueños de la información, ya que sus
ejércitos de escribanos operaban en monasterios y demás infraestructura
eclesiástica, algunos incluso con la curiosa paradoja de que no sabían
leer ni escribir, simplemente se limitaban a copiar símbolos. Aquí
podemos encontrar la primera semejanza con los medios de comunicación
actuales, o al menos aquí la veo yo.
Como Gutenberg no tenía un
pavo habla con un tal Schoeffer, prestamista alemán, para que le preste
dinero con vistas a desarrollar la imprenta. Al cabo de tres años y
tras varios adelantos por parte de Schoeffer, el prestamista pega la
patada al inventor de la imprenta y se queda con el negocio, viéndose
Gutenberg en la calle y arruinado. Schoeffer, con la ayuda de su sobrino
que trabajó para Gutenberg y había aprendido el funcionamiento de la
imprenta, culmina las 150 primeras biblias impresas y las vende al
Vaticano por un precio muy razonable, con lo que recibe más dinero para
nuevos encargos. Personalmente, veo aquí cierta similitud con ciertos
"asalariados" de la cultura de nuestro país, cambiemos Vaticano por
Estado y encargos por subvenciones. E igualmente cambiemos cultura por
Biblia, es decir, por el pensamiento que se trata de imponer. El
Vaticano seguía difundiendo sus biblias, ahora de manera más rápida y
económica. Gran cosa esto de la imprenta.
¿Que pasó? Pues que
en 1459, 9 años después de que Schoeffer sacara estas 150 biblias de la
imprenta creada por Gutenberg, se produce una guerra en Maguncia, región
en la que se encontraba la imprenta de Schoeffer. Una guerra civil
entre dos bandos que discutían que nuevo arzobispo debía regentar
Maguncia. Finalmente, el ganador expulsó a los perdedores entre los que
se encontraban trabajadores de la imprenta de Schoeffer, quienes al
verse desterrados fundaron nuevas imprentas siguiendo el sistema ideado
por Gutenberg, sin que el fin de su producción fuera necesariamente el
Vaticano. No es díficil imaginar como este hecho se repite en cadena,
los nuevos trabajadores de las nuevas imprentas, al ver las
posibilidades del negocio, van creando sus propias imprentas bajo este
nuevo y barato sistema. En aquella época practicamente el 100% de los
escritos era en latín, la lengua del clero.
La creación de
imprentas en lugares remotos propicia la aparición de escritos en nuevos
idiomas y, por tanto, facilita la creación de una cultura propia, así
como la difusión de textos científicos o filosóficos no muy del agrado
del clero. Y lo más importante, se tradujo la Biblia, con lo que los no
avezados en el latín podían comenzar a comprender las sagradas
escrituras sin la intervención del clero. Y, curiosamente, quienes lo
hicieron comenzaron a tener una opinión crítica contra la Iglesia. Por
ahí andaba un tío que comenzó a canalizar todo esto, un tal Lutero. Y en
toda esta parte de la guerra y demás, no veo muy claro el simil, pero
centrémonos en Lutero. Lutero la lía señalando la poca vergüenza de la
Iglesia, lo hipócrita de sus planteamientos o como los creyentes podían
comprar el perdon terreno propio y la salvación eterna de sus familiares
a cambio de dinero (sic). ¿Que dice la Iglesia sobre Lutero cuando este
empieza a señalarlos y a poner en tela de juicio estas prácticas? "Que
es un borracho alemán". ¿Como reaccionan los políticos, los artistas de
medio pelo y los mamaubres de la SGAE cuando David Bravo, entre otros,
pone en tela de juicio la Ley Sinde? Ahí está la hemeroteca. Y con esto
no quiero poner al abogado al nivel de Lutero, pero por supuesto que
pongo a la Iglesia y adláteres al nivel de nuestro gobierno y cierto
sector de artistas en este sentido.
Pero la Iglesia no se queda
corta y, viendo que a la gente le estaba dando por leerse las
escrituras de primera mano en lugar de escuchar su interpretación, en
1546 prohibe la impresión de libros religiosos anónimos, acusando a
estos impresores de herejía y pudiéndolos castigar con la muerte. La Ley
Sinde de la época comienza a tener su germen. Por cierto, que a estas
alturas Gutenberg ya llevaba casi un siglo muerto, habiendo fallecido en
la más absoluta pobreza. ¿Morirá igual el gordo de Megaupload?
Evidentemente la imprenta no es internet, ni la velocidad vital del
Siglo XVI es la velocidad del Siglo XXI en el que andamos ahora. En el
Siglo XVII comienzan a aparecer los primeros periódicos... Con
incidencia dispar en las imprentas. Algunos impresores debían que pagar
un "canon" para publicar sus diarios. Otros, sin embargo, recibían
ayudas del gobierno para seguir adelante con las tiradas de estos
primeros periódicos. Por supuesto, a cambio de que las noticias
publicadas fueran a favor de sus intereses. ¿Nos suena, verdad? Y no hay
nada que decir sobre que, en aquella época, los costes de los libros (y
la educación necesaria para entender algunos) sólo estaban al alcance
de "quien pudiera permitírselo". Por esa misma razón, la publicación que
no interesaba era gravada con impuestos. La que si interesaba, era
ayudada por el gobierno. Vamos, que el capitalismo, en la relación con
los medios, tampoco es que descubriera nada nuevo.
Y bueno,
abreviando podemos creer que a comienzos del Siglo XIX la cosa cambia y
comenzamos a tener acceso a una cultura plural y relativamente asequible
que se mantiene hasta nuestros días... Hasta que llega Internet. Y
ahora recapitulo. Teníamos un tío, Gutenberg, que crea algo bueno y
util, que ayuda a la expansión de las ideas. Tenemos a un tío,
Schoeffer, que se queda con el negocio y que sirve a la Iglesia. Tenemos
a una Iglesia que recibe con alborozo la novedad pero que, en cuanto ve
que puede valer para criticarla (y cuando ve que otras imprentas no le
regalan el diezmo o trabajan para ellos) trata de machacar el invento
hasta conseguirlo. Tenemos cánones para gravar lo que no interesa,
tenemos una cultura imposible económicamente para el pueblo durante
siglos y tenemos intentos de desprestigiar y cachondearse de aquellos
que cuestionan el "rigor" de la Iglesia.
Hoy día, tenemos a
muchos tíos que crean algo bueno y útil, internet y la posibilidad de
compartir archivos. Tenemos a unos cuantos (discográficas, productoras,
etc...) que pretenden quedarse con ese negocio, como hizo Schoeffer con
la imprenta de Gutenberg. Tenemos un gobierno que recibe con alborozo
las nuevas tecnologías, pero que, en cuanto ven que puede valer para
criticarles y descubrir sus excesos, trata de machacar el invento.
Tenemos una cultura en la que se subvenciona lo que interesa y se le
hace el más absoluto vacío a lo que no, como se hacía según interesaba o
no a los periódicos del Siglo XXVII en Alemania. Tenemos cánones para
gravar los formatos de reproducción, cánones que por cierto nos señalan
como delincuentes. Tenemos una "cultura" inaccesible al ciudadano medio.
Y por supuesto, tenemos intentos de desprestigiar y cachondearse de
todo aquel que trate de cuestionar esto. Para mí, el paralelismo es
claro, el único interés de la Ley Sinde con internet es el mismo interés
de la Iglesia con la biblioteca.
Y dejo para el final una
pregunta que es la que me ha hecho escribir todo esto. ¿Como cojones se
puede soltar semejante tochazo sobre la Ley Sinde y no mencionar, ni una
puñetera vez, la palabra "autor"? ¿Será porque los autores no son más
que la burda excusa para impedir la cultura igual que lo fue Dios en su
época?
Gracias al que haya sido capaz de leer todo esto. Han
sido cosas que se me han ocurrido mientras iba leyendo por otros motivos
y me pareció interesante compartir. Probablemente alguien con más
conocimiento histórico y más habilidad que yo tenga fácil desmontarme
los paralelismos, pero en mi modesta mente poco hecha a los datos
históricos veo claramente el paralelismo, resultándome especialmente
tenebroso el hecho de la poca importancia que tiene verdaderamente el
autor en todo este asunto.
Se-villano

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