¿SUICIDIO O TIRAR PARA ADELANTE? YO VOY AL 25S

ELLA

No puedo más. Hace ya mucho tiempo que tenía que haberlo hecho. No quiero dejar nota ni nada parecido. Solo sé que esta situación me supera, que no tengo presente y menos aún futuro que darme o que dar a los hijos que ya no podré tener. Lo he intentado todo. Perdí mi trabajo ya no me acuerdo cuando. Tuve que dejar el piso donde malvivía. Murió la única persona que pudo ayudarme. Me estoy volviendo loca y no quiero vagabundear por las calles sin saber quien soy.


RESPUESTA

Te lo digo con palabras sencillas, las que puedo usar: no lo hagas. Quizá pienses que puedes prescindir del mundo, pero te invito a pensar que el mundo a tu alrededor, tu mundo, incluso aquél de quienes aparentemente estamos más lejos de ti, no puede ni quiere prescindir de ti.

Mira, a estas alturas, con las experiencias acumuladas (las que engañan y las que sirven), tengo claras dos cosas;

1. La primera es que no permitiré que mis hijos algún día vivan en un mundo peor que el que yo he vivido. Al menos haré todo lo que esté en mis manos y en mis fuerzas para que habiten uno en el que vivir sea mucho más que sobrevivir, en el que el trabajo signifique mucho más que un empleo o un número en una estadística mentirosa. Un mundo con verdaderas oportunidades para acceder a una educación y una sanidad dignas, el paso imprescindible para hacerse (y deshacer si se quiere) una cultura propia. No podría perdonármelo si no lo intentara (y a lo mejor ellos tampoco podrían).

2. La segunda es que no voy a defender y menos aún mover un dedo por nada ni nadie que vaya contra mí, mi familia, mi vida o la gente cercana. Lo cual me lleva inevitablemente a hablar de la casta. La casta: ese (más que simbólico) 1% que desde hace tiempo actúa impunemente contra el resto de nosotros, ese (más que simbólico) 99% que ya se ha convertido en la seña de identidad de quienes nos encontramos por debajo de sus hombros (porque la casta no sabe ni tiene la intención de mirar de otro modo al resto de la humanidad). Es verdad que no todos somos iguales (bendita diferencia!), que unos se encuentran al límite de la pobreza extrema, en los peldaños más bajos, otros más al medio...No importa, en esta crisis, entre otras muchas cosas, nos une lo que NO somos. Y, para empezar, no somos casta (aunque por desgracia entre nosotros haya quien crea que pertenece a ella, o se trague sus mantras y engaños, o comparta sus intereses por conveniencia, por miedo o por no querer saber).

Pero la casta no es un ente abstracto, lejano o misterioso. La casta tiene nombre y apellidos, tiene sus SICAVS y sus paraísos fiscales. La casta es política (del bipartido que ha estado gobernardo desde casi siempre con los apoyos de los retrógrados nacionalistas, la tercera pata que casi nunca se cita, mismos perros con distinto collar); la casta es financiera (desde los Condes hasta los Botines), la casta es cultural (desde Almodóvar hasta el bufón Vaquerizo); la casta es empresarial (desde la superespañola Repsol a Inditex).

Todos esos nombres y apellidos que llevan un tiempo haciéndonos la puñeta (por decir algo suave) para defender y aumentar sus privilegios y excesos, son quienes te han puesto a ti y a tantos como nosotros en este abismo colectivo que sin embargo es tan personal como el adn de cada persona que lo sufre. No eludimos nuestra responsabilidad en haber permitido e incluso alentado esos privilegios y excesos, incluyendo los nuestros propios, pero nada comparado con el daño que producen y siguen produciendo cínicamente quienes controlan, porque son parte de ellos, los grandes poderes de toda una sociedad, tal y como estamos comprobando en nuestras propias carnes y en nuestras cabezas.

Así que te lo repito. No lo hagas. No merece la casta.

Por eso y muchas más razones, el que edita esta página, haciendo esta declaración en nombre de sí mismo y sin representar a nadie, irá al Congreso el 25S para decir BASTA.

Leolo Lozone y Tsabu